Realizar una intervención sobre un edificio existente supone un ejercicio complejo, sobre todo si esta intervención viene requerida por un nuevo usuario con nuevas necesidades y nuevas formas de entender el uso de esta edificación. Al trabajo programático necesario para el encaje de nuevas funciones se añade también la misión de entender la memoria del edificio, que forma parte de su alma y es siempre para nuestro estudio un elemento a conservar y poner en valor.
La vivienda sobre la que se trabaja en este proyecto sigue el esquema tipo de las casas a una mà de l’Horta de València; un volumen compacto con cubierta a dos aguas seguida de una ampliación trasera con cubierta plana, un corral y la pallissa al final del mismo. A este esquema longitudinal, se añade una lectura en bandas a una o dos manos dejando las habitaciones y espacios cerrados aglutinados en la medianera de forma que el espacio central queda liberado facilitando el paso del carro y los animales a través de la vivienda. La lectura de este eje longitudinal doméstico tiene además un segundo análisis como espacio secuencial, conformando un conjunto de espacios concatenados que, junto con las intenciones propias de cualquier intervención en un edificio histórico, el germen del nuevo proyecto en la voluntad de ensamblar una nueva forma de vida en una casa previamente habitada y vivida.
En este caso, el nuevo usuario requería de unos usos derivados de su profesión, la música y su enseñanza en la vivienda, que obligaba a dividir de una forma evidente dos sectores en la misma edificación. Estas dos zonas no solo se dividen por su uso, sino sobre todo por el grado de privacidad. De esta forma, se decide separar en ambas alturas una primera zona más pública y otra a continuación privada.
En la primera banda diferenciada se sitúa un aula/estudio donde poder dar clases particulares individualizadas y que se vincula a la zona de acceso de la vivienda y a un baño, de forma que el uso de éste queda compartido entre los invitados a la primera banda y la planta baja de la vivienda. En esta misma entrada se sitúa la escalera principal de la vivienda que conduce a la parte superior, donde encontramos en primer término un gran espacio diáfano pensado para el ensayo de pequeños grupos de cámara y piano. Se aprovecha pues el espacio a doble altura y la cubierta inclinada favoreciendo así unas condiciones acústicas más favorables para la interpretación.
La segunda parte de la vivienda se configura gracias a unos elementos de mobiliario de uso compartido que ayudan a integrar estancias y actúan como conectores entre los diferentes usos de la vivienda. Esta gran estancia compartida queda vinculada directamente al que es el corazón de esta tipología de vivienda, el corral. Un espacio de trabajo, de vida; un rincón de esparcimiento y conexión con la naturaleza que con frecuencia era compartido con animales y donde se acostumbraba a realizar todo tipo de eventos familiares. Es en esta zona donde aparecen .
Con la apertura de ventanales que vuelcan al patio con un porche que evoca los emparrados de las viviendas mediterráneas, el corral recobra toda su importancia y se refuerza la relación de la zona de día con el mismo. El patio se convierte pues en el pulmón y la luz de la vivienda al tiempo que renueva su función de esparcimiento, ocio y naturaleza.
Proyecto publicado en: Archdaily, Archilovers, Flat Magazine, Divisare, Archidiaries, YinjiSpace, Archello, Veredes, Metalocus, Leibal, IW Magazine, Arquitectura y diseño, Paradeigma
Fotografías: David Zarzoso, 2022